Helena González Graf

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TECAL

 

El automóvil ha representado en nuestra cultura los valores de fuerza, velocidad, movimiento, progreso y tecnología, el culto a la máquina y el futuro por venir. Valores que fueron destacados todos ellos por el Futurismo, la vanguardia italiana de principios del siglo XX: “Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido de una nueva belleza, la belleza de la velocidad. Un automóvil de carreras con su cofre adornado de gruesos tubos similares a serpientes de hálito explosivo… Un automóvil rugiente que parece correr sobre la metralla es más bello que la Victoria de Samotracia”, declaraba Marinetti en el Manifiesto futurista de 1909.

 

En la obra Tecal, Helena González Graf ha impuesto una delicada polilla sobre el mencionado cofre de Marinetti. Una imagen que en apariencia, contradice todas las cualidades enaltecidas por el futurismo y encarnadas en la máquina moderna por excelencia: el automóvil. Las polillas, como criaturas predominantemente nocturnas, frágiles, lentas, silenciosas y discretas, han sido consideradas para múltiples culturas de todo el mundo —Mesoamérica, los Incas, los Navajo— como portadoras de malos augurios y presagios, guardianas de la dimensión espiritual y del paso de la vida a la muerte. Casi como ironía de la naturaleza, la especie conocida como “Esfinge de la calavera” (Acherontia Atropos), carga una imagen parecida a una calavera sobre el dorso de la cabeza. Así, con esta alusión, la artista ha problematizado los significados adjudicados al automóvil moderno, sugiriendo en cambio, los peligros, los miedos y potenciales desastres contenidos en semejantes máquinas veloces.

 

Si bien no es la primera vez que estos temas aparecen relacionados en la historia del arte —recordamos la serie Death and Disaster, en la que Andy Warhol reproducía fotografías de los accidentes difundidos por la prensa amarillista norteamericana—, resulta interesante que la aproximación de González Graf insinúe no sólo las probables desgracias presentes en el automóvil, sino que lo hace mediante una referencia que pone en tensión nuestra concepción de la muerte. La polilla sobre el cofre implica reflexionar sobre el papel de la “otra dimensión”, de la intuición, las premoniciones y los ciclos perpetuos de transformación espiritual.

 

Marlon García.

Ciudad de México, 2017

 

 

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