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Sakura

SAKURA

A lo largo de la historia del arte numerosos artistas han quedado fascinados con la cultura del Japón: Toulouse-Lautrec, Monet, Matisse y Klimt, por mencionar algunos. A partir de un viaje a ese país, Helena González Graf toma como inspiración los árboles del cerezo en floración, Sakura en japonés. Estos representan para la artista tanto lo efímero como la permanencia, el juego entre fragilidad y fortaleza, la fulgurante vida y el sutil desvanecerse de la muerte. Pero también el renacer.

Mediante la repetición del motivo —las flores del cerezo— sobre las cualidades del papel, la artista insiste en la conexión entre el uso del color y la dimensión emocional, energética o espiritual del mismo. Si las pinceladas parecen abarcar toda la superficie, también tienden a desaparecer frente a la mirada. Si el papel de arroz se distingue por su delicadeza y transparencia, en la obra domina y cubre por completo al bastidor. Si la acumulación de papel avasalla el espacio, nunca pierde su ligereza frente a la más mínima ventisca y movimiento. Una exploración que va de lo visual a lo táctil y de lo táctil a lo emocional.

Marlon García.

Ciudad de México, junio del 2017.